Parecía una noche apacible, hasta que un estremecedor grito en el piso de arriba me sobrecogió. Sabéis que las mamás podemos identificar un cambio de respiración en un vástago con dos puertas cerradas y a una planta de diferencia, a la vez que obviar el estruendo de una cristalería reventada contra el suelo en mitad de la noche. Aquel grito hubiera despertado al padre más remolón…, pero no lo hizo. Subí volando en mi cohete interestelar y me encontré de bruces con una terrible invasión de monstruos en la habitación de mi pequeño Daniel. Mi presencia creo que los amedrentó y desaparecieron de la vista de Dani. Para asegurarnos de su positiva huida rociamos todo lo que encontramos a nuestro alcance con el más efectivo repelente de monstruos: agua con gotas de aceite esencial de lavanda.
Una vez solventada aquella contrariedad, retorné a la cama con el sabor de la misión cumplida. Sólo una hora después, sentí en mi pecho el mismo grito, segundos antes de escucharlo con mis propios oídos. Dani me explicó entre sollozos que los “narimonstruos” habían desaparecido pero en su lugar había surgido una horda de “dimimonstruos” que habían invadido su cama. El mejor remedio contra los “dimimonstruos” es un monstruo amigo de tamaño considerable en la cama del infante. Así lo hicimos, “Monstruito” se quedó junto a Daniel con los ojos bien abiertos, custodiando sus dulces sueños.
Una hora antes de lo que se denomina día, un “gigamonstruo” avanzó cruzando el umbral de su puerta, mientras hacía temblar todo a sus pies y expidió a nuestro querido “Monstruito” a tiritar bajo la cama. Le prometí a Dani que solventaría el problema para la noche subsecuente. Y así obré, coloqué una cortina mágica ahuyentadora de monstruos en el paso de la puerta. (La adquirí en Imaginarium.)
La velada se vislumbraba plácida hasta que a media noche una bandada de “volamonstruos” atravesó cada ventana y se coló en la estancia, golpeando lámparas y demás enseres. Aquello ya había tomado tintes más que espinosos y sólo una solución radical podría concluir tantas contrariedades. Dani y yo deducimos que la mejor manera de amilanar a todos esos indeseables era con un batallón de peluches ahuyentadores de monstruos. Así procedimos, cosí tres cortinas con trincheras repartidas que conquistaron sus peluches defensores y por fin conseguimos eliminar nuestro último punto flaco y distanciar a esos odiosos visitantes perpetuamente.
Telas de Ikea.
Tia...lo tuyo es sorpendente...María..escribe un libro nena..muchos te lo agradeceremos!!!
ResponderEliminarBesos!!
Muchas gracias, anónimo!! Escribí un "libro" hace tres años... Igual lo recupero y lo pongo en otro blog... je je
ResponderEliminarPara este tema existen "cuentos emocionales" que son de gran ayuda, aunque no cabe duda que con lo que haces vas muy bien encaminada. Saludos y recomendaré tu blog en el mío, probablemente en la próxima entrada.
ResponderEliminarGracias Patricia, tengo mucho que aprender de tu blog que ya lo tengo en favoritos.
ResponderEliminarMaria, he estado cotilleando en tu blog, simplemente lo que puedo decir es que eres genial!!! Me ha encantado sobre todo esto de los mounstruos, pero que creativa eres, me encantas!, en serio, quiero decirte que me ha fascinado todo lo ke he visto y eso ke apenas voy en la semana 10, me has dado grandes ideas para hacer con mis bebas, y es que la mayor tiene apenas 1 año 8 meses pero es muy lista y a veces no hayo que hacer, ella quiere hacer tantas cosas y yo no mas perdiendo el tiempo,de hecho se llama Daniela, jejeje que coincidencia. bueno, cuando comentas que un niño tiene mayor capacidad de aprender de los 0 a los 6 años, upss senti como una bola golpenado en mi cabeza, porque en ocasiones digo, "¿como va a aprender tal o cual cosa? esta muy pequeña", pero no, ahora es cuando mas debo aprovechar, sobre todo la lectura, y me ha encantado el juegio del Brainstorment, o algo asi , jejeej que pienso imprimir de inmediato para enseñarle a jugar, se me hace un magnifico juego para incentivar la creatividad y la ideas; y lo de las targetas con las oraciones esta magnifico, yo quiero enseñarle eso a las niñas, tener un tiempo para rezar, y cuando dices que Daniel aprendio a hablar al mismo tiempo que rezaba, me encanto, porque mi Daniela aun no habla solo pocas palabritas y me emocione pensando que sus primeras palabras fueran una oracion. te agradezco por compratir todo esto que tu haces, sere tu fiel seguidora, dame ideas para hacer con la bebas mas pequeñas, me encantaria que me escribieras, (jessica_cristerna@hotmail.com)
ResponderEliminarmaria simplemente eres genial!!!
¿¿Sabes que yo también utilicé el "spray antimonstruos" con mi hijo mayor?? Y pusimos encima de su cama un CD lleno de pegatinas de feos bichos que era un "escudo protector". Pero lo más son los "polvos mágicos": receta mágica de cola-cao con agua (él no lo sabe por supuesto) y como se meten en el cuerpo, ninguna pesadilla puede entrar en él... y llevamos 6 meses durmiendo de lujo¡¡¡
ResponderEliminarBesos
Madre mia pobres monstruos ja ja.
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