El otro día Dani llegó del colegio con una especie de pegatina en la espalda. Tuve que concentrarme para recordar si era el día de los inocentes. Luego una amiga me explicó que se trataba de una pegatina anti mosquitos. No sé cómo ese enser llegó a ser custodiado por sus omoplatos, pero ahí estaba, marcando el terreno a los indeseables. Entonces empecé a cruzarme con niños llenos de pulseras y tobilleras fosforescentes que les hacía parecer pequeños Induráin nocturnos. Repentinamente me di cuenta que un año más la batalla ya había comenzado. Mis hijos han heredado de su padre esa sangre al aroma de eucalipto que tanto aborrecen los mosquitos, con lo que me paso todo el verano convertida en un sexy trofeo para estos maleantes.
He señalado los puntos peligrosos de mi casa.
He cancelado los jacuzzis de mosquitos, haciendo pasar sed a mis plantas para evitar platos con algún resquicio de agua. He convertido mi hogar en un Fort Knox, inundando las ventanas de mosquiteras. Cada vez que alguien abre una puerta que da a la calle, se puede percibir mi tensión seguida de un: “¡Se ha colado otro!”. Y cuando un mosquito se cuela en Fort Knox, se queda para siempre.
Mis amigos me invitan a que compre velas de citronela. Incautos, no saben que mi seguro no cubre incendios provocados por pequeños terroristas. He comprado enchufes que emiten frecuencias que deberían ser como terremotos para los insidiosos, pero creo que sólo consiguen que vengan a picarme a ritmo de lambada. Sólo me queda descargar la beta del software “Sea antimosquitoes XP”, pero creo que está en árabe y mis mosquitos tigres solo entienden Chino.
Intento no salir del agua, pero me acucia el miedo a que el tigre mute en mosquito cocodrilo. Me unto en aceite para que sus trompas resbalen pero siempre encuentran un resquicio en plantas y palmas de mis extremidades…
He comprado un insecticida barrera, que pulvericé rodeando la zona y sólo conseguí evitar el intercambio de mosquitos con mis vecinos para así fidelizar los míos propios. Traté de pulverizar alrededor de mí, haciendo la peonza, pero no consigo trasladar el halo conmigo. Cuando tienes dos niños preescolares, es difícil amortizar las 8 horas que asegura el envase ya que son escasos los segundos que puedes permanecer en el punto “seguro” antes de salir corriendo a salvar alguna catástrofe infantil…
Pero finalmente quiero compartir mi júbilo porque por fin he encontrado el arma definitiva. Es el mejor invento de la humanidad después de la lavadora y los Little Einsteins. Es la raqueta fulminadora de insectos. Bendita raqueta, que trae un periodo de entrenamiento: los primeros meses cuando llega la hornada de mosquitos tontos que vuelan casi directos a la misma. A medida que avanza la temporada, empiezan a practicar los quiebros radicales, pero para entonces, los “sexy trofeos” estamos rondando un nivel intermedio entre Nadal y Djokovic…
De cualquier manera cuando todo falla, además de los remedios de la abuela, hay un producto natural recomendado para niños y adultos. Se llama Mitigal Calmante, y actualmente lo promocionan regalando una unidad de producto. Solo tienes que seguir las instrucciones en: http://www.mitigalcalmante.com/ . Es muy sencillo. Yo lo he hecho y probado. Va muy bien.
Además nos ofrecen un sorteo (con envío sólo a España) de 3 unidades para: los seguidores de este blog, los que "les gusta" nuestra página en Facebook, los que dejéis un comentario en este post diciendo cómo os libráis de los mosquitos (si es anónimo dejad algún dato de contacto) y nuestros suscriptores. El sorteo será el día 15 de julio de 2011 y será un número que indicará la posición tomando en cuenta el siguiente orden numérico: seguidores, Facebook, comentarios, y suscriptores. SUERTE A TODOS y que se preparen los mosquitos.
Madre mía a mi hija todos los veranos la acribillan...
ResponderEliminarjajajjaja, jajajajja, ¡yo también soy un sexy trofeo para mosquitos! jajajjaja, qué alegría me ha dado planteármelo así. Besotes
ResponderEliminarYo,que también "estoy tan güena pa los mosquitos", en casa me libro con los insecticidas enchufados a la luz, pero ¿y cuando te invitan a cenar a un jardín, o vas a ver la casa de unos amigos con jardín y justo estas allí a la hora que se encienden los aspersores,? ...No te cuento...
ResponderEliminarHace años, me fui a dormir a una casa de campo, y al dia siguiente tenía 80 picotazos, tipo roncha, de los cuales 50 en una pierna. Me supuso ir a urgencias, y falda larga todo el verano, de las cicatrices que me dejó, menos mal, que sin secuelas....""Eso me pasa por estar tan rica""......Besos y Feliz verano!!
Según leí una vez, las que pican son las mosquitas. Y no todo el mundo le atrae por igual, pertecezco a ese grupo de olor apetente que vuelve locas a las mosquitas.
ResponderEliminarEste post parece venir al caso de la "charla" que tuvimos ayer mi mario y yo... él diciendo, es imposible que te piquen, y yo mostrándole la evidencia de las picaditas.
Mi niño pobrecito es igual de apetente, asi que voy a aprovechar y mañana iré a recoger el pack gratis a ver si nos alivia!
Como siempre gracias MARIA!!!!
En casa pican normalmente a Isolda, pero este año lo llevamos bastante bien. Suele ser peor en el cole.
ResponderEliminarUn besito,
Esther
Hola! A mi todos los años me pican haga lo que haga... A parte de los remedios mencionados, existe una teoría sobre la vitamina B que dice que desprende un olor que no gusta nada a los mosquitos. Así que cuando viajo a determinados paises tomo pastillas de vitamina B una semana antes y durante mi estancia, por prevención. Pienso que me he librado de muchas picadas gracias a estas pastillas. :)
ResponderEliminarhttp://musutruka.blogspot.com/