¿Una boñiga esculpida por un infante es creatividad? Mural prota.

Hace mucho tiempo cuando ostentaba un trabajo respetable ajeno a la recolección de cojines, descubrí sobre el escritorio del Director de Compras, correctamente vestido con nuestro aburrido uniforme de traje oscuro y camisa blanca con raya en la manga… una boñiga marrón de arcilla.

Dir. Compras: “Sí, es arte ¿verdad que mi niño es muy creativo? Sólo tiene 24 meses…”
Yo: Para mis adentros “uff la misma creatividad que el padre”.

(Cinco años después)

Yo: “Cariño, eso que ha traído nuestro hijo de la guarde ¿no es una boñiga?”
Mi cariño: “Pues sí, pero no es marrón… al menos es lila.”

Estos niños rondan los dos años, con lo cual las responsables de esta “creatividad”,  digo yo que serán las sufridas profesoras.  Quizá nos están diciendo codificadamente: “Ahí tiene a su fabricante de M todo para usted solita. Eso es básicamente a lo que se dedica cuando usted se va liberada: a generar M.”

La creatividad consiste en la resolución de problemas de una forma innovadora, es decir aportando un valor nuevo.  Sinceramente las boñigas preescolares son un gran esfuerzo manual motriz que ayudará a la grafo escritura si quieres, pero por favor “No más talleres  denominados  Creativos que generen boñigas… marrones”. Y esto no es una crítica a las fantásticas guarderías que como la de David, lideran una verdadera revolución educativa desde la base, sino a los centros que consideran que con un poco de arcilla, unas témperas y una buena fregona tienen montado el taller de creatividad.

La vida en general y la vida profesional adulta en particular están llenas de problemas que no están bien definidos y que no tiene una única solución ej.: “elección de con quién pasar la Noche Buena; familia política o apolítica, ski en los Alpes...” Al contrario, los problemas del colegio están bien definidos y normalmente solo tienen una única respuesta Ej. 2+2=4.
¿Para qué clase de vida nos educan?  

Una buena creatividad permite dar con una razonable y rápida solución a los problemas reales. Esto conduce al éxito en las distintas vertientes de la vida, además de proporcionar felicidad ya que se opone al aburrimiento y a la monotonía.

Los niños son terriblemente creativos pero con el gran esfuerzo de padres, abuelos, amigos y maestros, conseguimos espoliarles de ese don hacia los seis años aproximadamente. “Luisito no te salgas del dibujo”, “Manolito se juega así con el camión sobre el suelo”, “No, así no,  mira y aprende…”  y les convertimos en serios Directores de Compras con traje aburrido y boñiga en mesa.

La creatividad no es un don innato. Se aprenden destrezas de pensamiento creativo con diferentes metodologías.  Podemos verlas más adelante.

Hace unos meses Dani, de tres años de edad, se convirtió en el afortunado protagonista de la clase de los sastres. Tenía que hacer un mural con la larga y emocionante historia de su vida. La solución correcta era una o varias cartulinas con más o menos fotos desenfocadas y más o menos pegatinas de personajes de Disney. Quería que se diera cuenta de que hay más caminos que los que se suponen y de que solo el que se arriesga triunfa o falla, pero el fallo no es una tragedia, es un paso más hacia el éxito.  Esto como teoría está bien. Si bien nadie disfruta viendo a su pequeño inundado de lágrimas con el “mural” de protagonista devuelto en la mano y abrigado por el ridículo, volviendo de un colegio nuevo del que se siente ajeno, porque a su madre le ha dado por inculcarle creativi... Así que buscamos en la Wikipedia la definición de mural: “imagen que usa como soporte un muro o pared”. Hicimos un soporte con una percha para centrarnos en el tema "sastres". Cada imagen se adhiere con distintos sistemas, botones, velcros, corchetes, lazadas y el nombre "Dani" sobre la percha, está compuesto por letras de imán que se pueden quitar. Luego intentamos solucionar el problema de colgarlo sobre una pared cerámica, para no complicarle más la existencia a su simpática profe María.  Éste fue su mural desastre.