lunes, 16 de mayo de 2011

Enfermedades infantiles. 5 Consejos creativos y efectivos para tratarlas.


Abordo un tema complicado. Aún recuerdo de pequeña, las continuas persecuciones de mi madre, también ATS, por el salón con jeringuilla en mano tratando de salvarme la vida, luchando contra bacterias y virus invasivos. Cuando yo conseguía alcanzar la mesa redonda, empezamos una nueva batida circular que concluía con la incursión de mi padre. Si esa enorme pata central de la mesa no hubiera existido, quizá me hubiera zafado de alguna de las cacerías. Cada ronda de inyecciones concluía con un regalo tipo flauta, platillos… Creo que todo aquello consiguió que aborreciese las clases de solfeo para las que tampoco estaba dotada. Por otro lado, aquel ritual consiguió trasladarme a la cabeza de mis compañeros en velocidad de reacción, lo que fue de agradecer en mis calificaciones de gimnasia.

Según mi madre, en aquella época todo era más efectivo; tenías mocos te daban un mucolítico,  tenías tos te daban un antitusivo, tenías un golpe te daban un antiinflamtorio, tenías un esguince te daban un… un… antiesguincivo.

Ahora las cosas han cambiado y se han simplificado bastante. Ya sólo existe un medicamente infantil. Se llama “Ibuprofeno” o mejor dicho “EL IBUPROFENO”. Si tienes mocos, ibuprofeno. Si tienes tos, ibuprofeno. Si tienes un golpe, ibuprofeno. Si tienes un esguince, ibuprofeno. Si no sabes acabar un puzzle… ibuprofeno.


Este invierno, Dani regresó del cole con un inicio de proceso catarral. Tenía mocos y una tos repetitiva y exasperante. Su profesora me sugirió cortésmente, supongo que por la salud de los oídos vecinos, que consultara al médico sobre algún expectorante. Cuando salía de la consulta exultante con mis dos recetas en la mano, me di cuenta que el médico me había recetado dos veces ibuprofeno. Entonces le informé discretamente de su error y él me respondió que no era un error, que él no recetaba expectorantes y que el segundo ibuprofeno era para la profesora. Aturdida, expliqué en la farmacia lo acontecido y trataron de ser políticamente correctos con todos. Me dijeron que algunos médicos no lo recetaban porque no estaba comprobada su efectividad. “¿Cómo?” Dije para mis adentros…  “Pero en 35 años, ¿a qué se han dedicado las empresas farmacéuticas?”. Quizá a comprobar la eficacia del… ibuprofeno. Bueno quizá también se han dedicado a empeorar sus sabores para acabar mi botiquín, con siete cajas distintas del medicamente con sabor a: gominola rancia de naranja,  gominola rancia de fresa,  gominola rancia de limón…


El verano pasado, de vacaciones en un hotel de playa, mi peque se lastimó el tobillo en una de sus generosas acrobacias.  Tras percatarme del olvido del medicamente estrella y después de una hora con un niño sollozando “pupa, pupa, pupa…” con porte entre canguro torpón y  flamingo con pata en huelga, decidí acercarme a urgencias. Esos lloros de dolor sólo podían ser debidos a que un bicho agresivo se había introducido en el tobillo de mi pequeño y se lo estaba comiendo por dentro. Sólo un buen doctor podría sacar a ese belicoso parásito del tobillo de mi muy amado hijo.

La primera media hora en la sala de espera de urgencias la pasé preguntándome cómo podría hacerse cargo la mujer de alado de cuatro hijos, si yo apenas era capaz de sobrevivir a uno y medio. La segunda media hora estuve pensando cómo se sujetaban todas esas mujeres los pañuelos a la cabeza sin que se les viese ni un solo pelo, si yo no era capaz de controlarlos con un infalible coletero.  Por fin, las dos últimas horas las pasé dedicadas al aprendizaje del idioma marroquí y a estrechar lazos culturales, gracias a la inmensa generosidad de nuestro Ministerio de Sanidad e Inmigración.

Cuando entramos en la consulta, un médico con acento chileno, me saludó. Entonces me pregunté si solo éramos Belén Esteban y yo las únicas autóctonas que pasamos esas vacaciones en Benidorm. El Señor doctor invitó a mi hijo a andar y adoptar posiciones imposibles para mí, que el pequeño salvó con gran destreza. El médico se me  acercó y me dijo con complicidad en voz baja: “Señora, usted parece una mujer inteligente, (quizá inteligente en chileno quería decir histérica) la próxima vez que su hijo se dé un golpe, por favor  no venga a colapsar las colas de urgencias.” Entonces nerviosa le pregunté: “Sí, bien, bien… pero ¿qué tengo que hacer?” El médico me respondió: “No me ha escuchado, su hijo tiene un esguince, que repose un poco y ya está”.  “Y ¿ya está?” Le increpé. A lo que él respondió sin interés: “Bueno, señora dele un poco de Ibuprofeno.” Mi niño salió andando perfectamente como por arte de magia, y las señoras pañuelo en cabeza en la sala de espera me sonrieron, con la satisfacción que da un médico que ha obrado el milagro del andar en un paralítico. Cuando llegamos al hotel mi hijo volvió a convertirse en el flamingo quejoso de antes del milagro.


Allí los espectadores del accidente del pequeño me miraron con el desprecio con que se mira a una madre irresponsable que no es capaz de traer a su niño con una mínima venda después de pasar 4 horas en urgencias.  Pero yo quedé aliviada por haber eludido medio verano envolviendo una escayola firmada y roñosa  con bolsas de plástico para acabar  haciendo poses imposibles en la piscina tratando de evitar que el agua difuminase los bellos dibujos.  Así que dejamos actuar al mundano y bien probado Ibuprofeno.

Quisiera aportar unos consejos para tratar a un niño posiblemente enfermo:
1.- Si no está enfermo. Sobre abrigarlo, para que sude, se enfríe y trabaje su sistema inmune.
2.- Si el niño está bien pero la mama cree que está mal. Dadle al niño Ibuprofeno y reposo para la mami. (El reposo debe ser intensivo porque el Ibuprofeno no debe de ser lo mejor para el estómago de los peques.)
3.- Si el niño está un poco mal y la mami muy preocupada. Ibuprofeno para los dos.
4.- Si el niño está bastante mal. Ibuprofeno alternado con paracetamol.
5.- Si el niño está muy mal. Ingresar al niño y dadle ibuprofeno y paracetamol a la mami.

NOTA: Este artículo es irónico, si tu hijo se  encuentra mal por favor consultar a un especialista y NUNCA abuses de los medicamentos.

Algunas sugerencias variadas:
1.- Empresas farmacéuticas. ¿Para cuándo el formato familiar de 5 litros de Ibuprofeno? ¿Por qué no uno con sabor a gominola rancia de arándanos. (Es que tengo en breve la fiesta de cumpleaños del arco íris de Dani y es el único color que me falta para hacer el arco irís con vuestras botellas).
2.- Ante un posible caso de esguince, antes de ir a urgencias tratar madre e hijo de realizar todos los pasos del flamingo cojo, si tu hijo es capaz y tú no lo eres, reposo para la mami.
3.- Si tu hijo se perdió la natación de bebes por otitis reiteradas, cuando tenga un esguince en verano, exigir al médico de urgencias que le pongan una escayola para conseguir el nivel de buceo de sus compañeros de clase.

Quisiera dedicar este artículo a todos los médicos que cuidan de nuestra salud con tanto cariño y paciencia en momentos en los que quizá estamos demasiado nerviosos para ser corteses.

7 comentarios:

  1. Me ha encantado María, eres genial!!!!
    Besitos,
    Esther

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  2. Gracias Esther. Vaya por Dios, publico este post y me llama María, la profe, que Dani tiene fiebre, la primera vez en todo el año. Así que a recuperar el ibuprofeno...

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  3. Otro que no puede faltar es el paracetamol en formato rosa frambuesa. Yo le soy más debota... y mi pediatra parece que también. Esto va por barrios.
    Me encantó, lo que más, el reposo para mami.

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  4. Jajajajajajajajajajajaja! Buenísimoooooooo!!!

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  5. Jajajaja genial, me ha encantado, podrían quitarle el sabor rancio y así igual se lo toman y no hay guerra mundial cada vez que toca dárselo...

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  6. Acabo de conocer tu blog por mamacontrcorriente y no veas lo que me reído con la entrada. Es genial. Me he animado a seguirte.

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  7. Enhorabuena por tu sentido del humor. Genial.

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