Cuando yo era pequeña, uno de mis sueños era tener una casita secreta. Mis padres bastante tenían con asegurarnos el futuro como para andar pensando en caprichos raros. Los primos construimos casitas con toallas y cuerdas, nos escondimos en silos y finalmente encontramos una planta gigante de laurel que convertimos en "fantástica sede de aventuras". Tenía su entrada, pasillo angosto y sala de ceremonias. Era el lugar más mágico del planeta.
En la actualidad, muchas veces olvidamos que estamos aquí para cumplir sueños y no para acumular propiedades que nos reportan una breve placentera sensación de orgullo y una eterna inversión de tiempo para custodiarlas.
La actividad de esta semana consiste en conseguir un sueño a través del cumplimiento de objetivos y la obtención de recompensas a cambio.
Materiales:
Hucha.
Presupuesto para una temporada.
Hoja de actividad (
descargar aquí).
Proceso:
1 Definir un sueño. Esto es lo más difícil de la actividad ya que estamos bastante oxidados en cumplir sueños. En el caso de mis peques, decidimos conseguir una casita de madera, para luego pintarla y convertirla en una casita para niños.
2 Estimar un coste. En nuestro caso 500 euros.
3 Establecer un plazo. Ej. 5 meses.
4 Modos de recabar dinero:
a) Definir objetivos y recompensas. Cada mes Dani y David tenían sus objetivos. Ej.: Dani lavarse los dientes solo, al menos 6 noches a la semana. Recompensa 5 euros.
b) Cada vez que salíamos y se les antojaba un capricho: huevo kínder, pequeño juguete... si yo pensaba que se lo hubiera comprado, negociaba con ellos el poner su coste en la hucha en vez de comprarlo.
Con todo esto, los niños aprenden el coste de las cosas, el valor del esfuerzo y por último la satisfacción de conseguir metas.
Cuando ya estábamos bastante avanzados en la actividad, vi una super oferta de una casita.
El tamaño de la "casita" (2.7m*1.8m) se salía de las medias que yo tenía el mente, pero pensé que el ser tan económica podría compensarlo. A todo esto, mi marido era reacio a colocar un trasto más en el jardín. Una semana tardé en encontrar el momento adecuado para informarle de la decisión que ambos habíamos tomado sin que el fuera del todo consciente. Nos dirigimos a la tienda, y mientras conducía, le dije que la casita era muy bonita aunque un pelín grande. Su semblante cambió, me miró y dijo: "Me preocupa que tú digas que es un poquito grande". Una vez allí subimos al coche, tabla a tabla, un palé de 350kg. ¡Nuestro sueño está en marcha! Espero tenerla montada y arreglada para primavera. Os enseñaré el resultado. Deseo que cumpláis muchos sueños... (Mientras podéis ver una
casita hecha por una mami aquí.)
Gracias a los benefactores anónimos: abuelos...
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Si queréis ver cómo se construyó la casita,
aqui.