Ahora que empieza la estación de los mocos, quiero enseñaros a hacer 8 yogures ecológicos por 1 euro en 5 min sin utensilios sofisticados.
Sabéis que hay una gran polémica con los lácteos. De pequeños nos enseñaron que creceríamos fuertes tomando mucha leche. Recientes estudios apoyan la necesidad de abandonar el consumo de leche a partir de los tres años. Nos dicen que los mismos terneros crecen fuertes comiendo hierba, que las proteínas de la leche de vaca son difícilmente asimilables por los humanos, que los lácteos inducen la secreción de mocos, que el calcio no se asimila bien, además de las intolerancias...
Por otro lado algunos expertos hablan de la benevolencia de las bacterias de los yogures que se instalan en nuestro aparato digestivo siendo una gran base de nuestro sistema inmune. Muchos recomiendan el consumo de un yogur diario para mantener alejados los catarros. Si queréis saber más sobre los lácteos y el yogur os dejo este
link. En la página 12 hay un interesante cuadro sobre las características de las vacas en los distintos modelos ganaderos, ecológico, intensivo...
Mis hijos y yo hemos sustituido el consumo habitual de leche por yogures.
Necesitáis:
1 litro de leche ecológica.
1 Yogur ecológico natural sin endulzar de 125ml, tamaño normal. (Cuando hayáis hecho ya yogures, utilizad una parte de éstos.)
3 Botes de cristal de 600ml. (Uno lleno de agua)
1 Bolsa térmica, que mantenga el calor.
Aseguraos con los peques que tanto la leche como la bolsa son mágicas, sino no saldrá nada.
Calentáis la leche hasta unos 90º. Que no llegue a hervir, con que humee es suficiente. Dejarla enfriar hasta 45º. Es la temperatura caliente pero soportable para un dedo. Yo utilizo una cazuela sin fondo grueso, para que temple antes y que no sea de teflón que ya sabéis que está prohibido en EEUU a partir de 2015 por ser cancerígeno.
Ponéis la leche en los tarros y mezcláis bien medio yogur en cada uno.
El otro bote de agua lo meto en el microondas dos minutos y lo pongo todo cerrado durante 6 horas en la bolsa térmica. (Si pasa más tiempo se queda más amargo) La idea es que mantenga la temperatura de 40º. Hay gente que lo cubre con mantas en vez de la bolsa...
Cuando ya está fermentado, se deja en la nevera durante unas cuatro horas y ya se puede comer. Otro problema de los yogures industriales es que las bacterias mueren si no se conservan a la temperatura adecuada, por eso durante los transportes pueden perder sus propiedades, cosa que en casa no pasa.
Para conseguir la consistencia más sólida de los industriales habría que añadir leche en polvo cuando calientas la leche pero yo no lo recomiendo porque pierde la gracia. Tampoco vais a conseguir la consistencia homogénea que se hace con procesos poco naturales. La mejor manera es revolverlos con una cucharilla.
Para edulcorarlos, si no hay más remedio os recomiendo en primer lugar estevia y en segundo lugar concentrado de agave. También podéis añadirle frutos secos y semillas.
Las bacterias de la fruta no se llevan bien con las del yogur, así que mejor mermelada o trocitos de fruta en el momento de consumir.
Dani se los come tal cual y a David de momento se los mezclamos al 50% con otros yogures ecológicos industriales de sabor. A disfrutarlos.