Pánico en el pueblo lleno de calaveras y calabazas.

Anoche cuando nos acostamos a la sombra de la luna llena, un extraño escalofrío nos invadió. Lo que no esperábamos era la imagen espeluznante que nos regalaría la mañana siguiente. El frío nos había invadido y las nubes se habían retirado para dejarnos un paisaje de miedo y desolación. El bosque junto a mi casa se había convertido en un cementerio donde todos los esqueletos habían escapado de sus tumbas.

Los cuervos limpiaban los restos.

La casa de mis vecinos se había visto invadida por hombres calabaza.

En los árboles de la plaza del pueblo moraban esqueletos vivientes y una gigantesca calabaza presidía la escena.

 Se oían cadenas a cada paso.

Seguimos andando en busca de ayuda entre seres gigantes de paja.

Las calabazas habían tomado las calles cual anegación imposible.

Cuando llegamos al colegio, unos fantasmagóricos árboles bloqueaban el acceso.

Seguimos caminando por calles solitarias en las que sólo algunos espectros deambulaban como perdidos.

Las gritos y lamentos se escuchaban en cada rincón.

En el río un descomunal esqueleto navegaba sin rumbo.

No quedaba ninguna casa que no estuviese tomada por el maíz, las telarañas, los fantasmas...

De repente empezamos a encontrarnos con gente.

No eran humanos normales, sino seres extraños poseídos.

De repente un tumulto corría despavorido, así que escapamos hacia la parada del taxi. Encontramos esta incomprensible imagen en su lugar.

En la huida,  nuestro pequeño se topó con el monstruo que corría tras el tumulto y le dijo: "Me llamo David ¿y tú monstruo " El monstruo le cogió en brazos y se lo llevó corriendo. Creo que el monstruo se dio cuenta que el verdadero monstruo era el que llevaba en brazos y volvió raudo a devolverlo.

Mientras tanto al otro lado de la calle unas vampiresas trataban de chuparle la sangre a Daniel que ingenuo estaba más que a gusto en tal demoníaca compañía.

CONTINUARÁ...