Quiero empezar el mes pisando fuerte y haciéndonos reflexionar.
Cuando encuentras un taller creativo para niños, lo más normal es que se trate de una actividad de manualidades en la que plagiar un dibujo, una escultura o un objeto kitsch, a ser posible con muchas pinzas, palillos, palos de helados y demás objetos desubicados inmersos en una discreta nube de purpurina. Si lo que buscas es un taller de creatividad, en la que aprender a pensar fuera de los patrones normales para dar con soluciones geniales, olvídate mi amigo. Haberlos, haylos, pero encontrarlos...
Sobre la pintura me voy a meter en terreno fangoso. El mayor exponente del arte actual hasta hace cuatro días era Damien Hirst con sus famosos "Dots" y sus animales muertos, conservados en formol "Natural history". No voy a entrar a valorar su primer genial cuadro de puntitos o su primer espectacular bicho, ¿cúal fue la vaca, el tiburón o las ovejas? De cualquier manera Mr Hirst, que unos asistentes con mejor técnica repitan un mismo concepto genial con ligeras modificaciones no creo que sea para entrar por la puerta grande de los genios creativos.
Entonces, cansados de tanto bicho muerto entre topos locos andaluces, apareció Ai Weiwei para tomar el relevo. Cuando me enteré que un chino era el máximo exponente del arte de vanguardia mundial sufrí una crisis intelectual. Profeso una profunda admiración hacía la capacidad de trabajo, hacia la perseverancia y un millón de adjetivos más del admirable poder de China y sus grandes gentes... pero si he de quitarles un adjetivo sería "creativos". Entonces aparece Ai Weiwe para robarnos lo poco que nos quedaba con unas pipas cerámicas que involuntariamente expelen emanaciones tóxicas. ¿Acaso es una metáfora de la vida?
Despierta occidente, luchemos por lo auténtico, lo diferente, lo especial y no nos durmamos en el cómodo dinero de copias y más copias embolsadas en un efectivo marketing. La crisis es sólo una llamada de atención. Tenemos el tiempo contado si no despertamos...
Eduquemos a nuestros hijos para ser creativos.
Cuando encuentras un taller creativo para niños, lo más normal es que se trate de una actividad de manualidades en la que plagiar un dibujo, una escultura o un objeto kitsch, a ser posible con muchas pinzas, palillos, palos de helados y demás objetos desubicados inmersos en una discreta nube de purpurina. Si lo que buscas es un taller de creatividad, en la que aprender a pensar fuera de los patrones normales para dar con soluciones geniales, olvídate mi amigo. Haberlos, haylos, pero encontrarlos...
Sobre la pintura me voy a meter en terreno fangoso. El mayor exponente del arte actual hasta hace cuatro días era Damien Hirst con sus famosos "Dots" y sus animales muertos, conservados en formol "Natural history". No voy a entrar a valorar su primer genial cuadro de puntitos o su primer espectacular bicho, ¿cúal fue la vaca, el tiburón o las ovejas? De cualquier manera Mr Hirst, que unos asistentes con mejor técnica repitan un mismo concepto genial con ligeras modificaciones no creo que sea para entrar por la puerta grande de los genios creativos.
Entonces, cansados de tanto bicho muerto entre topos locos andaluces, apareció Ai Weiwei para tomar el relevo. Cuando me enteré que un chino era el máximo exponente del arte de vanguardia mundial sufrí una crisis intelectual. Profeso una profunda admiración hacía la capacidad de trabajo, hacia la perseverancia y un millón de adjetivos más del admirable poder de China y sus grandes gentes... pero si he de quitarles un adjetivo sería "creativos". Entonces aparece Ai Weiwe para robarnos lo poco que nos quedaba con unas pipas cerámicas que involuntariamente expelen emanaciones tóxicas. ¿Acaso es una metáfora de la vida?
Despierta occidente, luchemos por lo auténtico, lo diferente, lo especial y no nos durmamos en el cómodo dinero de copias y más copias embolsadas en un efectivo marketing. La crisis es sólo una llamada de atención. Tenemos el tiempo contado si no despertamos...
Eduquemos a nuestros hijos para ser creativos.
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