Mi regalo de fin de curso. Viva las vacaciones.

Es curioso cómo aplicamos con nuestros peques muchas de las rutinas implantadas en nuestra educación cuando eramos pequeños. Mis papis premiaban mis notas según el valor de las mismas y era algo que a mi en aquella época me hacía superarme. El tema premios y recompensas es bastante controvertido.

Seguramente vuestros hijos como los míos piden juguetes y demás cuando los ven por la tele o en los escaparates. Como freno a esa locura consumista he marcado las fechas en las que recibirán regalos. Una de ellas es el fin de curso, como herencia de mis costumbres familiares. El tema calificaciones también tiene su controversia. Si bien me parece interesante comentarlas con ellos, qué áreas les han gustado más, qué es lo que más le gusta de cada profe, cómo podríamos hacer divertidas las menos destacadas... Como colofón a esta charla y en recompensa a un merecido año de esfuerzo, Dani tendría su regalo. Tras medio curso mateniéndonos impasibles a la horripilante colección de cromos de los "Invizimals" que tanto éxito tenía en su clase, cuando le pregunté qué regalo quería de fin de curso, me respondió que el albúm de los bichos esos feos. Yo esperaba que pidiese algo en una caja desproporcionadamente grande para su contenido. Así que intentando comprender sus intereses sociales y pensando en que podría practicar los números y las letras con los cromos, le hemos comprado el álbum en contra de todos mis principios pedagógicos. También le hemos comprado una civilización de madera. 

(Dani empieza a crear su civilización)

Estamos muy contentos porque ha empezado el verano y con él las vacaciones. Nos sentimos más libres para acostarnos más tarde y lejos de las prisas y el estres de las clases, las extraescolares... Vamos a aprovechar cada segundo de las vacaciones para hacer nuestros pequeños sueños realidad. Felices vacaciones.