Esta mañana me he topado con un tesoro. Estaba muy cerca pero escondido tras la venda de mis ojos.
Un manto de hojas secas tapizaba la reunión de unos álamos. Me han dejado sumergirme en sus tonos y acunarme en sus melodías. Han sido cinco minutos de paz y sensaciones.
Esta tarde me gustaría regalar a mis peques juegos en este mundo efímero que en breve será colonizado por un manto de blanco impoluto.
Una entrada sublime! Gracias por compartirla
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado. Muchas gracias. La verdad es que andar sobre las hojas y fijar la atencion en su sonido ha sido mejor que un Spa je je. Muchos besos.
ResponderEliminarHola María, unas fotos preciosas.
ResponderEliminarTe paso un enlace a un blog de una maestra rural de Asturias, no sé si lo conoces. Me parece genial lo que hace en clase con los niños, yo creo que sigue el método Montessori ¿no?
http://reciclandoenlaescuela.blogspot.com.es/
Un saludo de Logroño
Que paisajazo!!!
ResponderEliminarJusto me paso algo asi hace unos dias que viajamos a la capita ... por nuestra zona no hay arboles asi ... ver esas hojas por el suelo, pese a estar en plena ciudad me emociono, queria coger un monton para llevarselo a mis peques, tenian unos colores tan intensos ...
Qué bonito María!
ResponderEliminarGracias por compartir y regalarnos este instante otoñal.
Una maravilla empezar el día con estas imágenes de paz y tranquilidad!
Ana Álvarez