Todos los años por estas fechas, un rama de olivo del monte de detrás de casa brota en color plata. Los peques la decoran con cintas, lazos y golosinas de colores.
Con el primito Miguel le damos la bienvenida a Jesús que entra triunfante en la ciudad con un borriquito.
Los tambores resuenan, al ritmo del taconeo de los peques.
Al fin llegó el tan esperado.
Nos encanta pasear por Logroño y ver los bonitos escaparates de la Semana Santa. Felices fiestas.
Vaya ganas que tengo de visitar Logroño. Ya era una asignatura pendiente antes de "conocerte", pero ahora es todo un "must".
ResponderEliminarMe ha encantado el olivo creativo, los míos han ido con una palma comprada típica, y yo he ido en plan la madre-perchero porque hacía un calor inusual, y además los amigos les iban regalando ramitas de olivos, los capuchinos caramelos... y yo al final parecía un armario de ikea, todo el espacio aprovechado y aderezada de todo tipo de complementos inverosímiles.
El año que viene, olivo creativo. Decidido.
Un abrazo.
Ayer me recordó mi madre que era domingo de ramos, jeje... esta familia no lo celebra... pero tu ramo de olivo tan creativo me ha encantado!
ResponderEliminar¡Vuestro ramo gran dignatario para la ocasión y de una familia tan especial como la vuestra!
ResponderEliminarGracias siempre por tanta inspiración María. ¡Un abrazo desde tierras charras y feliz semana!
Se ve muy lindo todo, mezcla de tradición, creencia y creatividad. Besos.
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