Hay gente que me pregunta por el blog. La segunda pregunta es cuanto dinero me da. Cuando respondo que no tengo publicidad y no gano nada, me miran con la cara que se mira a alguien tonto que da lástima. Y ojo, cuidado con los tontos que somos los más felices. La cuestión es que mi blog está empezando a dar sus frutos. Cuando dejé de trabajar para poder dedicarme de lleno a mi familia, como me disipo con facilidad, decidí hacer el blog para obligarme a hacer cosas interesantes para ellos. Pues sí, año y medio de estimulación ha merecido la pena. Mi hijo Daniel es un crack, tiene más medallas que Nadal.
Con sólo cuatro años, Daniel puede llegar a tener sobre la veintena de medallas. Tenemos la medalla de cada curso de natación, las de esquí, la de "I am a great speaker", la de la vacuna "soy el más valiente", la de "tengo 4", la del casal... incluso tenemos la sorprendente medalla del dalsy, que seguro es la más merecida. ¿Por qué no le dieron la de "toco el violín sin arco do, re, mi"?
La mayoría las conservamos en una caja fuerte en el banco pero he podido fotografiar ésta que mi tonto subconsciente guardó por error en la caja de disfraces. Si alguno de vuestros peques tienen más medallas que Daniel agradezco que me lo comentéis para que nos pongamos las pilas, pero no os confiéis porque tengo en el horno a punto de salir la de "me lo comí todo el lunes" y la de "me rasco la rodilla mejor que nadie".
Lo mejor de todo es que por fin David ha conseguido su primera medalla y ha sido tan emocionante cuando ha llegado a casa sonriente y diciéndome: "Mira mami, me han dado un collar. Para ti mami, que es de chicas." ¿No son preciosos a esta edad? ¿Qué les hacemos para romper toda esa mágia?
Por las mañanas cuando salimos hacia el cole, mami cargada con cinco mochilas, el bolso, un mural, el balón, la raqueta, la cesta ecológica para devolver, las bolsas de basura, media madalena mordida y el llavero entre los dientes, noto dos exhalaciones que me derriban corriendo escaleras abajo para llegar al coche sentarse y gritar: "He ganado, he ganado, he ganado...". "No he ganado yo." "No he ganado yo porque tú no tienes el cinturón puesto". "Buahh, buahh..." "David, ¿qué pasa?" "Dani dice que ha ganado él".
Entonces es cuando aliviada por el reposo de mi carga y llena de la energía que da dormir sólo cuatro horas, lanzo mi convincente discurso en contra de la asfixiante competitividad de: "¡No! ganan todos", discurso que se rompe en añicos cada vez que uno de mis hijos aparece por casa, con una medalla más dorada si cabe.
Me pregunto, ¿para qué sirven estos "collares"? ¿son para dilatar el ego de nosotros, padres? ¿No es contraproducente zambullir a nuestros peques en este infeliz mundo de la competitividad versus compañerismo?
Por cierto, si alguna mami de niños mayores conoce a qué edad las medallas mutan a copas ensaladeras, ¿podría informarnos a las novatas para ir buscando con tiempo una boiserie para el salón?
Otra cosa, cuando me mandáis premios al blog me hacen muchísima ilusión, pero no soy de publicarlos. No penséis que es desinterés o desprecio, todo lo contrario.
jajajajajja,,,,¡más genial imposible!!!
ResponderEliminarDe acuerdo con todo lo que dices, creo que las medallas son un poco para nosotros y yo entono el mea culpa porque el incentivar a conseguir una medalla me sirvió para chantajear a mi hijo...le dije, o te veo competir con ganas o no hay consola y oye, quedó tercero la primera vez y segundo la segunda (valga la redundancia)...así que, creo que acabo de demostrar que soy una mala madre, pero es queeeeeeee......vale, no tengo excusa, pero me ponía enferma que pasara de todo ;)
Un besito y...lo siento, yo no sé cuando empiezan las copas y ensaladeras :S
Me encanta como cuentas estas cosas. Qué adultos somos los adultos...
ResponderEliminarMenuda cara de ilusión!
ResponderEliminarA mí tampoco me gusta la competitividad, pero a mis hijos les encantan las medallas, copas y demás. Me imagino que tiene componente antropológico masculino (descienden del troglodita que más corrió para cazar al mamut) y social, aquí se dan medallas por todo!
Yo siempre les digo que yo en toda mi vida he ganado ninguna y que mira qué grande y estupenda me he hecho! No me gusta nada el concepto de ganador vs perdedor.
En fin, que me ha gustado tu idea de "me rasco la rodilla mejor que nadie"... cualquier día me va a tocar hacerla a mí también para consolar al "perdedor" de turno.